Ayer se publicó una entrevista que me hizo Gianluca Parravicini, para su blog italo-español «il parra«. Contiene las respuestas a una serie de preguntas que me formuló sobre cómo veo personalmente la arquitectura y el urbanismo. No creo que sea demasiado relevante ni especialmente interesante mi opinión personal en estos asuntos, pero aunque sólo sea por cortesía y agradecimiento a quien se ha tomado la molestia de preguntarme por algunas cosas que me interesan, y publicarlo en su blog personal, y por si pueden interesar a más personas mis humildes opiniones, dejo constancia y referencia del asunto aquí, transcribiendo sólo una de las preguntas que me formuló Gianluca y su respuesta:
¿La ética y el diseño se complementan entre sí?
El diseño, al menos el diseño urbano, pero también el diseño arquitectónico en general, está muy relacionado –desde siempre, desde las culturas clásicas- con la ética, con el compromiso social y el fin colectivo de los bienes y servicios que l@s arquitect@s y urbanistas ayudamos a producir. La ciudad, sobre todo, y el edificio son bienes colectivos, aunque a veces sean apropiados por intereses y personas o corporaciones concretas. El disfrute de la arquitectura y el urbanismo es un bien social, que requiere de l@s arquitect@s y urbanistas un comportamiento ético, al servicio de la comunidad y con valores de solidaridad y justicia social. Así lo creo, desde luego, y actúo en consecuencia: es imposible desligar arquitectura, urbanismo y servicio público, comunidad y compromiso ético con la sociedad.
Tus reflexiones son especialmente acertadas para quienes habitamos en entornos fruto del desarrollismo salvaje de los años sesenta. Edificios y entornos diseñados por la «antiética» capitalista de la producción… Viviendas para producir mejor, no para vivir mejor.
El mundo al revés. Gracias Fernando, no dejes que nos acostumbremos a ello.
Ya sé que muchas de las cosas que decimos por aquí suenan a ya sabidas, a repetidas y evidentes, pero estoy contigo, mitxel: conviene repetir las veces que haga falta que el urbanismo es una función social, no un negocio; y que la vivienda no es un activo financiero, es -fundamentalmente- un derecho.
Gracias a ti, mitxel, por pasarte por aquí y dejar tu comentario.