
Las iglesias pintadas de Troodos son uno de los tesoros más atractivos que guarda la isla de Chipre en lo más recóndito de su inmenso y variopinto patrimonio cultural, histórico y artístico. En el centro de la isla hay una serie de pequeñas iglesias ortodoxas, en la región de Troodos, enclavadas en una intrincada cordillera al pie del monte Olimpo, de casi 2.000 m de altura (que ya es altura, en una isla de menos de 100km de costa a costa), que se caracterizan por sus frescos bizantinos, pintados desde el siglo XI y de una belleza y simplicidad abrumadora.

La simplicidad de estas iglesias también está en su trazado y configuración arquitectónica. No dejan de ser pequeños edificios muy sencillos, de planta rectangular y de empinadas cubiertas a dos aguas, con estructuras de muros y armazones de par e hilera de madera que recuerdan a los refugios de montaña pirenaicos, pero con una decoración interior que, además de colorida y abigarrada, tiene el interés de llevar diez siglos ahí.

Región de Troodos, centro de Chipre. Enero de 2023.
Me gusta «viajar» contigo, Fernando.
Y me atraen la mirada y el gesto de este arcángel. Parece vivo y, verdaderamente, arcángel.
Cierto: es de una estética muy naïf, sugiere sencillez, candidez o ingenuidad. Y por el peinado y la vestimenta, queda claro de qué cultura beben los bizantinos: es un arcángel griego, sí o sí…
Discrepo. Su mirada me parece tranquilamente implacable. Podría ser el arcángel Miguel.