Esa luz tan teatral no es falsa ni photoshopeada, es la que había en un puesto del mercado de Chichicastenango, con su dueña alimentando a su vástago entre tomates, ajos y patatas. Era julio de 2005.
Esa luz tan teatral no es falsa ni photoshopeada, es la que había en un puesto del mercado de Chichicastenango, con su dueña alimentando a su vástago entre tomates, ajos y patatas. Era julio de 2005.