El juez obliga a un colegio público de Valladolid a quitar los crucifijos de las aulas. Esto es normal (debería ser normal) en un Estado de Derecho aconfesional. Lo raro es que la demanda haya tenido que partir de un grupo de padres, no de la propia escuela, de su Consejo Escolar, o de la administración que gobierna esta escuela pública, supuestamente democrática y constitucional.
Imagínense que en un colegio público presidieran sus aulas unos versos del Corán, el nombre de Alá, una media luna, un menorá o una estrella de David. Imagínense cómo se pondrían los defensores de la supuesta y verdadera identidad socio-religioso-cultural de España, del nacional-catolicismo imperial falangista que todavía campan a sus anchas en amplias zonas del espectro pepero.
La sentencia suena extraña, raramente clara y evidente para cualquiera que crea en la aconfesionalidad del estado y la escuela laica. Reproduzco aquí un par de extractos que deberían dar vergüenza (porque siendo evidentes, sin embargo nos suenan a nuevos):
«el Estado se prohíbe a sí mismo cualquier concurrencia, junto a los ciudadanos, en calidad de sujeto de actos o de actitudes de signo religioso»
«el Estado no puede adherirse ni prestar su respaldo a ningún credo religioso, ya que no debe existir confusión alguna entre los fines religiosos y los fines estatales. Nadie puede sentir que, por motivos religiosos, el Estado le es más o menos próximo que a sus conciudadanos»
Hemos hablado antes de temas relacionados con este: en la buena nueva, sobre la revelación, acerca de que la iglesia no evoluciona, reproduciendo los diez mandamientos del estado laico, denunciando a obispos falangistas y obispos falangistas en campaña: yo también soy anticlerical. Y de esto,… ¿qué pensarán don Bono y sor Maravillas? Cuánta educación para la ciudadanía nos falta todavía.
ACTUALIZACIÓN 23.11.2008_12:20: aquí tienen los textos completos del escrito del Fiscal y de la Sentencia del Juzgado nº 2 de Valladolid de lo Contencioso-Administrativo. Muy, muy interesantes.
Sí, bastante. Pero mucha más entre las personas adultas.
A mi tb. me gustaría que quitaran las fotos de JuanKar… Es más , tengo un título en el que aparece JuanKar, el cual no creo que esté muy al corriente de/sobre mis estudios…
Fernando, escribes que «lo raro es que la demanda haya tenido que partir de un grupo de padres, no de la propia escuela, de su Consejo Escolar, o de la administración que gobierna esta escuela pública, supuestamente democrática y constitucional«. Comparto esa extrañeza pero tengo entendido, por lo escuchado en la SER, que la decisión de colocar el símbolo religioso fue adoptada por el Consejo Escolar del propio Centro. En la radio también escuché al padre denunciante cómo ha tenido que soportar durante años las insidias de la directora del Centro.¡A este ciudadano si que habría que dedicarle una placa en el Congreso!
Por cierto, también en la Cadena SER, escuché a la ministra Aído eludir un posicionamiento sobre este tema porque «como ministra de Igualdad considera poco relevante lo que ella opine»(sic).
Educación para la ciudadanía, sobre todo, para adultos, sí, Almudena. Para los adultos que siguen sin creerse la Constitución aunque la esgriman como pendón de su integrismo nacionalista, siguen sin creérsela, y piensan que el Jefe del Estado puede seguir desfilando bajo palio.
Por cierto, Ioannes Xabier, estoy contigo: aunque parezca que son asuntos inconexos, sí tienen mucho que ver lo de los crucifijos y las imágenes de los parásitos Borbones: el poder monárquico procede de dios, sólo podremos aceptar la incongruencia antidemocrática de que una familia esté por encima de las demás en función del derecho divino que informa su sangre azul, y por tanto, en una Constitución realmente democrática no caben ni los crucifijos en las aulas ni los jefes de estado hereditarios, dinásticos y no electos.
Júcaro, no sé si lo dices en broma, pero esta es la típica iniciativa que medio en broma, medio en serio, se podría compartir por una buena parte de la sociedad civil y sus legítimos representantes políticos (espero): Fernando Pastor, representando a la Asociación Cultural Escuela Laica de Valladolid, se merece esa placa, seguro, tanto o más que Sor Maravillas. ¿Hablabas en serio? ¿Nos ponemos a ello? Como decimos por aquí, basta enunciar el «¿…a que no hay gónadas…?» para que, por gónadas, nos pongamos a ello.