En verano me propuse revisar y compartir las razones por las que un selecto grupo de arquitectos del siglo XX, los llamados «maestros del movimiento moderno» me parecen dignos de ser conocidos por todo el mundo, buen motivo para socializar el conocimiento y «tender puentes» entre la manera de ver de arquitectos y no-arquitectos, compartir opiniones y discutir preferencias. Empecé por Le Corbusier, pero luego, a partir de un comentario de Alorza, e intentando huír de la didáctica «libro-gordo-Petetística» con la que el bueno de Alberto se veía amenazado, se me ha ocurrido que sería mejor no hablar de generalidades, de abstracción metafísica y teorías, sino presentaros un grupo de obras semejantes de distintos arquitectos, para tratar de concreciones, de diferencias y similitudes.
¿Y por dónde empezar? …pues está claro: por las viviendas. Con esto de la vivienda, como con l@s niñ@s, creo que puede ocurrir algo positivo: como casi todo el mundo tiene, disfruta (o sufre, táchese lo que no proceda) un@ (casa o niñ@), no creo que haya nadie que no se atreva a opinar sobre si le gusta o no una u otra vivienda de las que presento. Que de eso se trata, no de escribir sesudos ensayos-sobre -arquitectura-para-arquitectos. También, animado por un reciente artículo en comenta lo que quieras, me he dado cuenta de que los «grandes» de la arquitectura moderna también tienen obras muy «comerciales«, bastante conocidas, y que pueden ser fácilmente identificadas, aprehendidas y comparadas entre sí con más facilidad, además de por su escala más humana, siendo viviendas.
ACTUALIZACIÓN 28.01.2007: en e-innova, Raquel ha colgado un artículo con un video muy interesante simulando distintas posibles ubicaciones de una de las casas seleccionadas en este artículo, la Farnsworth House de Mies van der Rohe. Además en su artículo se habla de algo muy interesante: los límites público-privado o naturaleza-interior. Os recomiendo la visita.
ACTUALIZACIÓN #2 31.01.2007: nuevamente en e-innova Raquel nos aporta otro vídeo sobre el proceso creativo de Mies en el proyecto de la Farnsworth House. Muy, muy, muy interesante.
La primera de las viviendas que he seleccionado, para no ser demasiado original, siguiendo la sugerencia del autor de comenta lo que quieras, es la «Casa de la Cascada«, «Fallingwater House» o Casa Kauffmann,de Frank Lloyd Wright. Se sitúa sobre la cascada Bear Run, en Pennsylvania, cerca de Pittsburg y se acabó de construír en 1.937 (aunque parezca mentira). Su ubicación, en un bosque sobre una cascada, y sus volúmenes rotundos, ortogonales y aparentemente macizos aunque «volando» sobre la cascada, dan esa imagen tan conocida de los bloques paralelepipédicos superponiéndose, paradójicamente, haciendo un conjunto orgánico y fluído a partir de elementos de geometría simple y racional.
Pero lo singular de esta vivienda con respecto a otras del mismo Wright radica en su emplazamiento y lo que de su especificidad se deriva, porque al igual que la mayoría de sus «casas de la pradera» (nada que ver con la serie televisiva: las casas Robie, Winslow, Heller o Moore) la ley compositiva de los edificios hace que las estancias giren de manera centrífuga alrededor de la chimenea, verdadero corazón de la casa, con una libertad de planta muy avanzada para su tiempo (la «planta libre» de Le Corbusier), que en otras obras posteriores de Wright y de otros arquitectos «modernos» se verá más claramente, a pesar de que en las prairie houses el aspecto exterior, las formas y composición de fachadas, sean más «tradicionales», menos racionalistas y más cercanos al art nouveau, la secesión vienesa o al modernismo de principios de siglo.
La segunda de las viviendas elegida puede que sea menos conocida, aunque no así su autor, Ludwig Mies van der Rohe, que figura en todas las antologías de la arquitectura moderna como uno de sus valores más reconocidos. La Farnsworth House, también conocida popularmente como «la casa de cristal» está en Plano, Illinois, y se concluyó en 1.951. La vivienda parece que flota sobre la pradera, en un claro del bosque, y el efecto de los planos ingrávidos de la terraza de acceso, el piso y la cubierta se refuerza por la absoluta transparencia de los paramentos de vidrio, en su totalidad, que consiguen que el dentro y el fuera se fundan, apropiándose la vivienda de su entorno próximo.
Bajo esta simplicidad aparente, al igual que en otras obras de Mies, como el Pabellón de Barcelona que ya comentamos aquí hace unas semanas, se esconde una técnica arquitectónica, un oficio constructivo excepcional. Mies es uno de los arquitectos más difíciles de copiar precisamente por eso: el less is more, «menos es más», en arquitectura, se dirige a conseguir que la mínima expresión de los materiales y las técnicas constructivas respondan a ideas simples, planos, líneas, espacio en estado puro. Y eso -os lo aseguro- es complicadísimo de conseguir. Porque el bueno de Mies consigue que la cubierta se dibuje como un plano limpio, sin más, además de sostenerse y no tener goteras, que no es poco…
El tercer invitado a esta selecta fiesta de la arquitectura doméstica es un viejo conocido de este blog: Charles Edouard Jeanneret, llamado Le Corbusier. Su Villa Savoye, se construyó en Poissy-sur-Seine, cerca de Paris, en 1.928, y es considerada más que como una casa como un manifiesto vivo de los principios de la arquitectura moderna, racionalista, y de los propios «cinco principios» de LeCorbu: paralelepípedo despojado de ornamento, apoyado sobre pilares para elevarlo sobre el terreno y liberar el suelo, de planta libre (sin tabiques fijos), fachadas también libres (no portantes; con ventanas rasgadas que acentúan su ligereza) y estructura independiente de esas fachadas.
De otra manera que la Farnsworth, pero también esta casa parece que flota sobre el terreno; o más bien, que ha sido depositada suavemente sobre el cesped, casi sin tocarlo, apoyada únicamente en los finos pilotis. La configuración ortogonal, racionalista a tope, contrasta con la distribución interior que, libremente, se articula con elementos de comunicación vertical y núcleos de servicio con formas curvas, haciendo fluir el espacio de una manera muy especial.
Para terminar, la cuarta vivienda que he elegido para este «top-four» seguramente será menos conocida para la mayoría. Esta obra me merece un especial cariño porque sobre este edificio me tocó hacer un ejercicio teórico-práctico de análisis en la universidad, en uno de los primeros años de aprendizaje de los estudios de arquitectura. La Maison Louis Carré, de Alvar Aalto, es la más reciente de las cuatro viviendas seleccionadas, construida en 1.961 en Bazoches-sur-Guyonne (Francia) para un marchante de arte, y es la más atípica de las cuatro: no se trata de la arquitectura moderna y racionalista más prototípica, sino que se encuadra, como el resto de obras de Aalto, en un estilo más orgánico, menos rígido y paralelepipédico, más pegado a la tierra y orientado a poner en valor la sabiduría en la combinación de los materiales autóctonos y la fusión con el paisaje.
Decía un viejo profesor de la Escuela de Arquitectura que la técnica de diseño de proyectos de Alvar Aalto es la más adecuada de entre las que conocemos. Cuando le encargaban un edificio, Aalto se quedaba una temporada en el lugar del proyecto, en el sitio, estudiándolo, captando el espíritu del lugar, los vientos, los paisajes, la luz, el entorno… forzándose a no coger un lápiz ni dibujar ni un sólo «mono». Sólo después de un mes, a la vuelta, en su despacho, se sentaba a proyectar. Ese poso, la decantación lenta de las imágenes e ideas, se nota: en la Maison Carré, el fluir del espacio interior, la fusión con el paisaje y las preexistencias, denotan esa especial sensibilidad de Aalto.
Y ahora… ¿os parece que falta o sobra alguna vivienda realmente reseñable de entre la arquitectura del siglo XX? ¿Cuál es la que os gusta más? Y, si tuviérais que elegir, ¿en cuál de ellas os gustaría vivir?
(Las fotos provienen de la Wikipedia y de las páginas enlazadas arriba)
Fernando, te agradezco que cuelgues estos posts. Acabo de estar un rato bastante divertido con Joseba, mi hijo de 10 años, viendo las fotos y eligiendo la casa que más nos gustaba. A mí la Farnsworth House me ha cautivado, aunque no sabría explicar el por qué (y menos después de leer la descripción que tú haces), pero a Joseba le parecido demasiado transparente: «te ven de todas partes, hasta se pueden acercar a la ventana a ver qué estás cocinando». A él le gustan más la Villa Savoye y, sobre todo, la «Casa de la Cascada».
Puestos con los tópicos (o clásicos) me resulta curiosa la última elección:
Sí a;
Frank Lloyd Right – Casa de la Cascada
Mies van der Rohe – Farnsworth House
Le Corbusier – Villa Saboye
Alvar Aalto – Villa Mairea
@Bengoetxe: A Joseba le puedes tranquilizar con el asunto de la privacidad y la transparencia en la Farnsworth House: creo que el acceso al bosque que rodea la casa, de varias hectáreas, está restringido a los propietarios de la casa. Además, hay que ponerse en la mentalidad calivinista, mucho más abierta en cuanto a mostrar hacia el exterior la imagen privada y doméstica del interior del domicilio. ¿Habéis estado en Holanda? ¿No os ha extrañado que en las ventanas NO HAYA NINGUNA CORTINA, ni persiana, y que desde la calle se vea perfectamente el interior de las viviendas?
@Almalé: había intentado explicar esta discutible -sí, es cierto, es bastante discutible- elección de la Maison Carré por razones más afectivas que razonable. He de reconocer, además, que en un principio pensé en Villa Mairea como el prototipo más ajustado al «paradigma-Aalto», pero primero por la mala calidad del material gráfico que sobre ella disponía, y segundo, por esta razón de cariño personal hacia esta otra obra, me decidí por la Maison Carré. Pero, en efecto, tienes razón: en justicia seguramente debería ser Villa Mairea la vivienda más representativa de Alvar Aalto.
Yo viviría en la casa de Alvar Aalto y usaría la de Right como segunda vivienda. Las otras dos, las alquilaría mediante el programa Bizigune ;P
Es bueno siempre el tener presentes a los inmortales maestros de la arquitecrura. No creo que sea relevante el hecho de que estas obras puedan o no admirarnos. Son piezas de gran carácter, portadoras de una identidad arrasadora, pero han pasado a ser monumentos. Elementos de grandeza. Fuentes de juventud de ideas. Congeladas en sus vitrinas de cristal inmaculado. Seamos respetuosos de ellas.
Más allá de todo lo que dije recién, seamos francos, son cemento y arena. Es decir cada una de ellas no representa más que los experimentos de ciertos arquitectos apasionados por su profesión. No son obras de arte. Son obras de arquitectura. Y no representan más que un instante en la vida de cada uno de los autores. Para entender a Lecorbusier habrá que estdiar no sólo la Ville Savoie sino tambien la Citrohan (sus varios experimentos), La Ronchamps, la casa Curutchet, etc, etc. Lo mismo pasa con los otros tres. No caigamos en el comodismo de congelar la imágen a estos próceres en una limitada serie de producciones.
Muy buena la nota, Saludos!
@Alorza, ahí has estado sembrao. No sé si la Farnsworth House o la Villa Savoye cumplen los requisitos para Bizigune, pero si non è vero è ben trovato.
@Santiago Miret: es cierto que seleccionar y presentar una única obra de cada arquitecto puede parecer simplificar demasiado su obra, extensa y variada, pero creo que poner en comparación varias obras de similar programa de distintos autores es una buena manera de analizar y comprender mejor los invariantes y diferencias de autores distintos. Además, ten en cuenta que esta exposición va dirigida, fundamentalmente, a no-arquitectos, precisamente, con la intención de socializar la arquitectura.
Hola Fernando, ¿qué tal? Al leer este post, me vinieron buenos recuerdos. Me acordé de un trabajo de investigación que hicimos en la Escuela de Arquitectura una compañera y yo acerca de la Casa Farnsworth. Encontramos unos bocetos de Mies, mediante los cuales intentamos recrear cuál fue el proceso de ideación de dicha casa. La Casa Farnsworth es en sí un espacio abierto, dialogante, alterable y contaminable, que se despliega en un lugar que le da un determinado significado. Con respecto a esto, se hizo un ejercicio que consistía en introducir la casa en lugares diferentes para ver cómo se adaptaba a ellos y como se iban modificando los límites de ésta en función del paisaje. La arquitectura de Mies construye un mundo interno con espacio y luz, dos materiales que la arquitectura encuentra en la naturaleza. Y es aquí donde relacionábamos el concepto de espacio en la cultura japonesa con el concepto de espacio en la arquitectura de Mies. Según la cultura japonesa: el vacío es lo que da la utilidad. Un filósofo oriental llamado Lao-Tsé decía lo siguiente: “Reunimos treinta radios y lo llamamos rueda; pero es en el espacio donde no hay nada de lo que depende la utilidad de la rueda. Giramos el barro para hacer un jarro; pero es en el espacio donde no hay nada de lo que depende la utilidad del jarro. Abrimos puertas y ventanas para hacer una casa, y es en el espacio donde no hay nada de lo que depende la utilidad de la casa. Por lo tanto, tal como nos aprovechamos de lo que es, deberíamos reconocer la utilidad de lo que no es”. Lo que no es es el vacío, y según el arte oriental, el espacio vacío no es la ausencia, sino la plenitud de algo. Este vacío en Mies sería el espacio entendido como un continuo, sin límites. Los distintos espacios se van configurando según la vivencia que de ellos se haga en cada instante. Además de esta relación de significados, existe también una relación física entre la arquitectura de Mies y la arquitectura japonesa, como elevar la casa del suelo, la relación interior-exterior (casa-naturaleza)…, entre otras. Me pareció interesante comentar todo esto porque, en realidad, actualmente existe una simpatía también hacia la cultura japonesa, incluso por su arquitectura, de la que estamos tomando y trasladando elementos y conceptos tales como la sencillez, y esa idea del minimalismo… del famoso “menos es más” (“Less is More”).
Es cierto, Raquel, cada vez hay más relaciones y lecturas entrelazadas, comunes, entre las antes lejanas arquitecturas occidentales y orientales. De hecho, tu comentario me ha hecho recordar que, cuando en la ETSA de Pamplona estábamos encandilados con las arquitecturas más «minimal», más orientalizantes pero por la vía de la reducción mínima del racionalismo, los colegas que estudiaban en la ETSA de Donostia, más preocupados con otras tendencias menos «espirituales» y más concretas, terrenales, híbridas, nos decían que «sólo sabíamos hacer cajas de aire». Cada vez que veían estos colegas uno de nuestros proyectos, nos decían, no sin cachondeo, «qué, ¿otra caja de aire?». Esto viene a que, efectivamente, la Farnsworth House es, ni más ni menos, una Caja de Aire.
Un antiguo compañero de batallas, Javier Pérez Herreras, de hecho, incluso tituló así su Tesis Doctoral, «Cajas de Aire»: para que veas hasta donde estábamos, hace unos diez años, en la línea ZEN-espiritual-mínima.
Me ha hecho gracia lo de las «cajas de aire», porque ese comentario también me suena, pero con «casas en las nubes», que viene a ser lo mismo. La tesis de tu compañero tiene que ser muy curiosa. Pero bueno, una cosa es lo que se hace en la Escuela y otra lo que se hace en el mundo real. Aunque no vienen mal esos ejercicios de llevar las cosas al extremo, a su máxima expresión; siempre se saca algo de ello. ¡Un saludo!
muy buenas los diseñosde la maqueta sinceramente me encantaria si ej que me pudieran enviar ami email algunas actualizaciones las maquetas se lo voy agradecer bye
Lo lamento, jose lui, pero no tengo más material gráfico sobre estos cuatro proyectos que el que está en este artículo.
me parecen muy interesantes las fotiks me ayudaron con mi materializacion
sin duda alguna elegiria la de mi paisano le corbusier. y para mi gusto la casa de frank llord es horrible, no entiendo por que todos la alagan tanto, yo soy estudiante de arquitectura y ya van varias veces que me pongo a analizarla y he durado hasta una hora y media observandola y no le encuentro una escencia que me emocione o que me inspire como cuando veo obras de viollet le duc, le corbusier, renzo piano o «el gran antoni gaudi».
—–perdon si causo controversia con mi comentario pero es lo que percibo—
por su comprension gracias. traten de ver las obras de santiago calatrava. adios!!!!
sin duda alguna elegiria la de mi paisano le corbusier. y para mi gusto la casa de frank llord es horrible, no entiendo por que todos la alagan tanto, yo soy estudiante de arquitectura y ya van varias veces que me pongo a analizarla y he durado hasta una hora y media observandola y no le encuentro una escencia que me emocione o que me inspire como cuando veo obras de viollet le duc, le corbusier, renzo piano o «el gran antoni gaudi».
—–perdon si causo controversia con mi comentario pero es lo que percibo—
por su comprension gracias. traten de ver las obras de santiago calatrava. adios!!!!
Para disfrutar viéndolas, elegiría todas.
Para vivir, quizá Villa Mairea.
Frank Lloyd Wright – Casa de la Cascada. Me parece más un dominio de la naturaleza que una integración en ella. Un reto, una batalla que se ha ganado.
Mies van der Rohe – Casa de Cristal. Sí, el aire, la apertura, el equilibrio que flota en el aire. Pero me pasa como a Joseba. No me sentiría protegida, resguardada. Sino muy vulnerable.
Le Corbusier – Villa Saboye. Una fortaleza desnuda. Me recuerda en exceso días desiertos, silenciosos hasta la asfixia. La infancia pesa mucho.
Alvar Aalto – Villa Mairea en lugar de la Casa Carré. Sobre la tierra, madera, piedra, cristal y muro, naturaleza integrada… Verde y piscina, pérgola… ¡qué gozada! Parece que tenga un mantenimiento complejo. Debe de ser bastante grande, necesitaría varias personas para que me ayudaran a cuidarla. Aún así, me resulta la más acogedora.
Las vivencias de cada cual son muy importantes. Y sigo pensando y observando edificios con la pregunta -¿“Menos es más”?- presente.
Me parece muy interesante tu análisis, Almudena, porque está hecha desde dentro hacia fuera, desde las sensaciones vitales, imaginándose y poniéndose en los zapatos de quien viviría allá. No es lo habitual. Casi siempre, incluso los arquitectos, analizamos y «vivimos» los edificios desde fuera hacia dentro, desde los espacios y las formas, la luz y los materiales, no desde las vivencias, las sensaciones íntimas,..
No sé si me explico.
También comparto en gran medida las conclusiones a las que llegas con esta particular -y acertada- manera de considerar o analizar las casas que presentaba. Yo también noto esa «dureza» moderna del resto de viviendas respecto a la amabilidad de la Villa Mairea o la Maison Carré, incluso.
Gracias de nuevo por ese punto de vista tan «humano«.
Gracias a ti, fernando mh, por socializar la arquitectura. De forma tan atenta, de forma tan constante.
Enhorabuena, por tus «números» de hoy, pero, sobre todo, por tu hacer de todos los días.
muy bueno lo que has puesto yo viviria en la casa de cristal de mies van der rohe me parece muy copada
Yo también viviría en la Casa Farnsworth,federico, aunque sea radicalmente «moderna», pero creo que excede mis posibilidades ;-): salió a la venta hace unos meses por el nada despreciable precio de siete millones de dólares.
Hola, quiero construir mi casa en un terreno o lote campestre, este tiene 6400 mts, anelo contruir unos 150 a 200mts, quiero por favor me asesoren con algo moderno y economico en construccion ya que estoy empezando con mi familia.
muchas pero muchas gracias por su ayuda.
Te aconsejo, Juan Alberto, que te dirijas a un buen profesional, cercano, que conozca la zona donde le vayas a encargar la construcción de tu casa, no necesariamente muy famoso, pero serio y solvente, a un/a arquitect@ del que conozcas alguna obra anterior y que te haya gustado, y que le encargues ese proyecto con la mente abierta: que tú fijes el programa, las funciones, los requisitos, y que le des «barra libre», dentro de esas restricciones lógicas (precio, funcionalidades o usos necesarios,…) pero con libertad y sin «a prioris», sin prejuicios para que es@ arquitect@ pueda desarrollar su creatividad y colmar no sólo tus requerimientos funcionales, sino también llenar de poesía, de belleza y de equilibrio tus espacios vitales.
Nos complace daros a conocer el curso de postgrado de “Especialista en Instalaciones Efímeras” que la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid – UPM pone en marcha el próximo curso como plataforma de investigación y formación específica en la materia. Esta disciplina responde a un mercado emergente cada vez más activo y complejo, que requiere profesionales de formación multidisciplinar con alto grado de especialización. Su objetivo es dotar a los alumnos de un aprendizaje especializado que les permita llevar a cabo proyectos completos de instalaciones efímeras, desde su planteamiento y gestión hasta la realización y ejecución. El curso se desarrollará de septiembre a diciembre de 2008. Más información en http://www.instalacionesefimeras.com.
Un saludo,
Carmen Blasco
Profesora Titular ETSAM
Directora del Curso
amOo
la
arquiitektuurap
ta cherere la pag.. congratulations!!!!!!!
yo tambien reamo la arqui…tecturaaaaa!!!!
sin duda son los arquitectos mas grandiosos de la decada xx. son un ejemplo a seguir y nos inspiran a seguir luchando por nuestras ideas conceptuales.
Una cosa puedo sugerirles. Falto peter eismmen en el grupo.
me parece muy interesante pero , que te dirijas a un buen profesional, cercano, que conozca la zona donde le vayas a encargar la construcción de tu casa, no necesariamente muy famoso, pero serio y solvente, a un/a arquitect@ del que conozcas alguna obra anterior y que te haya gustado, y que le encargues ese proyecto con la mente abierta: que tú fijes el programa, las funciones, los requisitos, y que le des «barra libre», dentro de esas restricciones lógicas (precio, funcionalidades o usos necesarios,…) pero con libertad y sin «a prioris», sin prejuicios para que es@ arquitect@ pueda desarrollar su creatividad y colmar no sólo tus requerimientos funcionales, sino también llenar de poesía, de belleza y de equilibrio tus espacios vitales.
Me a gustado mucho leer este blog, yo he empezado con una pagina y pero tengo mucho que aprender.